domingo, 3 de febrero de 2013

LAS CAUSAS DEL RACISMO


Las causas del racismo en el ser humano son un asunto complejo en el sentido de que no pueden ser analizadas de manera lineal o aislada. No existe la causa única que nos dé la respuesta a todas nuestras interrogantes.

El ser humano es producto de una evolución que le ha permitido adaptarse al medio y desarrollar capacidades superiores sin perder su condición animal.
La naturaleza, en sus distintos procesos de evolución, ha derivado en tal cantidad de seres diferentes que siempre vamos a encontrar un buen ejemplo que apoye nuestras teorías, y nuestro oponente va a encontrar los ejemplos contrarios con la misma facilidad. La evolución no es un proceso simple ni llega siempre a un mismo resultado. No existe una única  hipótesis, sino con un sólo principio rector: la supervivencia del que mejor se adapte a su medio. Si eso contradice alguna de nuestras teorías sociales. Cada especie desarrolla sus propias condiciones sociales de conducta y convivencia.

El ser humano, como una especie natural más, ha creado sus propios mecanismos sociales de convivencia y defensa. Y ha desarrollado además un cerebro sumamente especializado en el razonamiento de cuestiones filosóficas abstractas que dan lugar a todo tipo de creencias y valores antagónicos, que son legítimos únicamente en el contexto en el que fueron creados. De allí nacen nuestras religiones y nuestras ideologías.

Cualquier pueblo o cultura que se considere único en el mundo, tiene dentro de sí el germen del racismo. Que lo desarrolle o no, va a depender de agentes sociales y de poder sumamente complejos que nos sobrepasan. 

El racismo no tiene su origen en el color de la piel sino en factores culturales. Pueden ser tan racistas los blancos, los negros, los indios, los europeos, africanos, americanos y los asiáticos. El racismo por el color de la piel es sólo una manifestación de dominio social, cultural, económico y, generalmente, violento por parte de un grupo de diferentes que se sitúa históricamente por encima de los demás a través del ejercicio del poder.

Nuestras actitudes racistas son manifestaciones de nuestra cultura y, como tales, son inconscientes. No sabemos que lo somos a menos que adoptemos reflexivamente una ideología que lo promueva o lo confronte. Lo aprendemos desde pequeños en casa, la escuela, los medios de comunicación  etc. Actuamos así porque no sabemos actuar de otra manera y es probable que ni siquiera intuyamos que hay otras formas de hacerlo.

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